domingo, 26 de enero de 2014

Texto abierto y cerrado (Diccionario Jázaro)

Umberto Eco nos dice que la condición de la existencia de un texto es su actualización, la cual se realiza en el lector. Este actualización no se refiere solamente a la simple codificación de los símbolos escritos lo cuales se pronuncian como determinados fonemas, sino también a la actualización de su enciclopedia en el momento de la lectura y al relleno de lo no dicho. Esto no dicho está a nivel de la expresión y se llena en el contenido.
Cualquier texto, hay que recordar que en este momento de su texto Eco nos habla de todo texto escrito, “postula la cooperación del lector como condición de su actualización”, “deberá prever un Lector Modelo capaz de cooperar en la actualización textual de la manera prevista por él y de moverse interpretativamente, igual que él se ha movido generativamente.” Este Lector es un dispositivo textual que hace funcionar de cierta manera el texto (y al cual, parece decirnos Eco, el lector real debe apegarse.)
Existen dos tipos de textos: abiertos y cerrados. Ambos están construidos con la intención de que algún lector los actualice. Tampoco prescinden de la estrategia textual que es el Lector Modelo. La diferencia se debe al grado de apertura con respecto a la cantidad de interpretaciones posible de actualización que puede tener un texto, siendo ambos términos los polos. Esta división y el postulado del Lector Modelo respetan al texto. Eco no estudia cuando de “un texto puede hacer el uso que se quiera”, sino aquella que lo respeta, por lo que no estudiaría al lector real.
El texto abierto se define como aquel donde se “ampliará y restringirá el juego de la semiosis ilimitada, según le apetezca [al autor]”, a diferencia del texto cerrado el cual lleva al lector a “estimular un efecto preciso.” Mientras el texto abierto pone más espacios no dichos y juega con la afirmación de que “la competencia del destinatario con coincide necesariamente con la del emisor”, el cerrado hace todo explícito y trata de igualar amabas competencias.
Un ejemplo de texto abierto es el Diccionario Jázaro de Milorad Pavic. Es abierto porque se le permite al lector leerlo de distintas formas, por lo que cada forma diferente de leerlo actualizaría un sentido. Esta novela se construyó como novela-diccionario. Son tres los diccionarios y el autor nos dice que se puede leer de inicio a fin como cualquier otra novela o se puede empezar por una entrada del diccionario e ir a otra según lo quiera el lector (cualquier otra) o comenzando la novela por la ultima entrada y leerla hasta la primera. Eco se pregunta si el texto (en general) es un rompecabezas o una caja de colores. En una entrada de esta novela un demonio pinta y dice que él no compone, que él sólo pone los colores y es el trabajo del espectador formar la imagen. Luego postula una novela donde fuera el lector quien creara la figura. Este texto a pesar de ser una caja de colores, es muy abierto, no deja de tener un Lector Modelo (pues para Eco no podría existir texto sin él.) La apertura que permite esta novela está dada porque se puede empezar y seguir por cualquier lado del libro. Así, la composición de la trama en la cabeza del lector se dará por diferentes pasos, sin embargo la trama al final tendrá que ser la misma al término de cada lectura. (Eco al hablar de Finnegans Wake nos dice que su “Lector Modelo, es el operador capaz de realizar al mismo tiempo la mayor cantidad de estas lecturas cruzadas”.)
Un ejemplo de texto cerrado es cualquier instructivo o un texto especializado. Hay que recordar que Eco en este punto habla de cualquier texto escrito. Estos tipos de textos tratan de ser los más explícitos para que no haya confusiones en el lector. Nadie quiere que las instrucciones para armar un escritorio sean complicadas. En los textos de contenido especializado se hace uso de un metalenguaje para que no haya ninguna confusión. Este metalenguaje lo hace es que no permite pensar al término de otro modo.

En la novela de Pavic también hay instrucciones al lector. (Pavic construye la mayoría de sus novelas de forma diferente, en todas hay instrucciones al lector.) No me refiero a las instrucciones que ya mencioné más arriba. Las anteriores instrucciones se referían a las formas en que se podía abordar el texto. Estas, a las que me referiré en este párrafo, instrucciones son más específicas y deben seguirse al pie de la letra, al menos así parecen platearse y se refieren al día, modo y condición de leerse la obra. Pues esta novela según el autor debería leerse cuando uno se sienta inteligente, en el mes de marzo y después de comer, pues ya llenado el estómago no existe preocupación, y cuando se termine de leerla hay que ir a la pastelería del centro los miércoles en la tarde a comentarla con el ejemplar del otro sexo1. Estas indicaciones podrían referirse al lector ideal. Sin embargo no creo que muchos lectores hagan caso de ellas. Si llegara a darse el caso entonces el Lector Modelo se estaría actualizando completamente en la realidad y sería un lector ideal. La poca probabilidad de seguir estas instrucciones me hace pensar que una de los cosas que postula esta novela es la imposibilidad de apegarse completamente al texto, de ser el Lector Modelo.

1 El Diccionario Jázaro tiene dos ediciones, una masculina y una femenina. La masculina debe ser leída por hombre y la femenina por mujeres. Existe una diferencia en las ediciones. Al terminar de ser leída el lector debe buscar los miércoles en la pastelería al lector del sexo opuesto y discutir con él sobre la variación que existen en las dos ediciones.



Bibliografía:
Pavic, Milorad. Diccionario Jázaro: novela léxica en 100000 palabras. Bercelona: Anagrama, 2000.
Eco, Umbero. "El lector modelo" en Lector in fábula: la cooperación interpretativa del texto narrativo. Barcelona: Lumen, 1993.

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